CARTA PARA MI PASADO
Sé que me
lees, aunque no lo comentes,
aunque caiga
perdido en el rencor del silencio
el eco de
mis palabras desnudas, entregadas a ti
en estas
líneas.
A pesar de
los años, sigo pensando en ti, y he querido
buscarte,
pero siempre termino preguntando a las personas
equivocadas,
aquellas que me aconsejan no intentarlo,
aunque
todavía mi pecho grite abrasado por tu fuego,
y me
atormente la conciencia de nuestro pasado.
No me gusta
la gente perfecta, porque el tiempo
me ha
enseñado a amar lo bello de algo imperfecto.
Admito que
tengo infinidad de defectos, los años
han ido
empeorando algunos y corrigiendo otros.
Me
encantaría tener la experiencia de ahora en el cuerpo
de antes, y
sólo tal vez, habríamos tenido la oportunidad
que me negué
en aquel juvenil error.
He soñado
miles de veces suicidar mi locura en tus labios,
poder
entregarte algo más que una mirada discreta de alguien
que intenta
parecer anónimo, aunque nuestras almas se reconozcan
en la piel
de aquello que callan nuestras bocas, y finjamos
que no nos
importamos, al menos, sigo extrañándote
en horas
como ésta de un día cualquiera y sin temor
a traspasar
ninguna frontera ni tabú, que nos haga
ponernos de
frente uno contra otro y decirnos todo
con una
mirada sincera.
Sé que ya no
eres la niña que me seguía a los partidos de fútbol,
la que me
esperaba por sorpresa al salir del instituto, y conseguía
que sonriera
por muy mal que fuese el día.
Ahora, hiciste
tu vida y construiste una familia, pero te juro,
que lo
cambiaría todo por volver a verte e invitarte a un café
para
convertirme en el insomnio de todas tus noches,
del mismo
modo, que tú lo eres de las mías.
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