EL CONFESOR SILENCIOSO
Hoy,
no quiero que seas tú, la persona que lee, y atiende expectante a las aburridas
ocurrencias de un aspirante a autor que vomita una historia, y juega a conectar
con una parte de ti que ambos compartimos.
Me
apetece mucho ser, yo, la persona que te escucha, la persona que se preocupa
por qué tal te trata la vida o, simplemente, cómo ha ido tu día. no importa si
es aburrido, triste, o todavía no ha comenzado… supongo que nadie tiene días
divertidos en periodos excesivamente largo. Así es que, por favor, necesito
saber de ti, quiero que seas tú el autor en este instante de tu propia
historia. Permíteme el honor de ser un espectador de excepción al honor de
conocerte, de aprender de ti.
Ahora,
llega el momento en el que dejas de leer este texto y tomas tú la palabra…
Estoy frente a ti, esperando descubrirte. Cuéntame lo que quieras, y cuando
termines continúa leyendo para saber mi respuesta.
(AHORA HABLAS TÚ).
Acabas
de hacer algo extraordinario. Por mi parte, podría fingir que te he escuchado
en silencio, pero en realidad no estaba ahí contigo, pero sí lo estaba mi
silencio. También, podría decirte que te comprendo, y tratar de consolarte
diciéndote que el dolor es un rasgo común entre todos los seres, lo que sucede
es que unos lo sufrimos más que otros. Pero te dije que hiciste algo
extraordinario y, francamente, es cierto. No has hablado para mi silencio, en
realidad lo estabas haciendo para ti mismo, y es algo que te recomiendo repitas
a menudo, háblate más, escúchate más, siéntete más… no tengas miedo a que el
hecho de escucharte lo tachen como una enfermedad mental, derriba ese tabú. Lo
importante es que hacía mucho que tiempo no hablabas de ti con nadie y eso tu cuerpo
lo acusa, tu piel lo siente y tu mente explota cuando callas tanto. No temas
conocerte, a fin de cuentas, tú eres tu propio compañero en este viaje de la
vida y debes saber cómo estás y cómo quieres estar, porque sólo tú tienes la
solución de tus sentimientos.
Admito
que fue un placer descubrirte, y abandonar el otro lado del texto a cambio de
un instante mágico que me brindaste, y que espero que repitas sin mí.
Atentamente:
el confesor silencioso.
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