UNA ATROPELLADA TORMENTA DE ERRORES
Te juro que
sigo pensando que aún estás,
aquí
conmigo, en la soledad de cada segundo sin ti,
y es que no
te imaginas cuánto dueles…
dañas mi
pecho, cuando le falta la dulce suavidad
de tu brisa
y me asfixia esta carencia de ti,
porque hasta
los labios tienen que vestirse de piel
para sentir
los besos, mientras siguen el ritmo apacible
que marca la
melodía del alma que nos acaricia.
Cada vez,
siento que mis manos pierden un poco más de ti
al tratar de
olvidar la tierna memoria de tu contacto,
y en ese
olvido se va desgastando el hombre
que solía
ser ante tus ojos, consumido
ante una
desolada realidad.
Ahora, sólo
somos aquello que deja tras de sí
una
atropellada tormenta de errores.
Autor: José Sánchez Llamas.
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