UN TRISTE BAILE
Mi tacto fue
testigo de su piel y nuestro contacto
tuvo la
fuerza delicada de mil tormentas
concentradas
en una caricia.
Ahora, no sé
bailar sin la melodía de tu sonrisa,
mi
existencia necesita tu locura
para devorar
el tiempo y desgarrar las horas.
Supongo que
mis latidos se acostumbraron
a tu voz, y
cuando no te escucho siento
que me falta
algo especial: Tú.
Autor: José Sánchez Llamas
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