LA PIEL DE UN PAPEL
Mis manos ya
no tatúan sobre la piel de un papel
las caricias
de un ángel y la confesión silenciosa de sus pecados.
Su llanto
duele, desgarra de un grito la garganta que clama
la inmediata
atención de mi tinta, y con el tiempo…
se va
difuminando el rugido de su voz, parpadeando
como una
triste luz que se apaga.
Hace un
tiempo que no me visita, y temo que no he sabido
reflejar
la fantasía de una noche, y el derroche de su recuerdo.
Autor: José Sánchez Llamas.
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