UN HECHIZO DE LUNA
Un hechizo
de luna en sus ojos,
y la noche
se hizo luz en su infinito,
para
alumbrar este navegar errante
de mis torpes
latidos, que tiritaban
ausencia con
la muda voz del silencio.
Ni el poder
de mil imperios podría derrocar
el valor de
su alma nómada,
que siempre
quiso volar en cielos abiertos,
pero yo no
poesía más que las ruinas y cenizas
del hombre
que solía ser…
Supongo que
ella siempre ha tenido ese magnetismo,
y yo esa
debilidad carnal de entregarme
a batallas
perdidas…
Confieso
que, ahora, quiero morir por su causa
en el noble
acto de conquistarla,
quiero
batirme a muerte en un duelo con el viento
por ser el
primero en sentir su tacto,
quiero
rendir mi pecho a los honores de su piel,
quiero vivir
alimentando mis ojos
del encanto
de su mirada.
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