MI PRECIOSA BELLA DURMIENTE I
Voy a
confesarte algo, y lo haré, ahora, aprovechando
que estás
dormida. Lo sé, dicho así puede resultar
la forma más
cobarde de hacerlo, pero me conforta
imaginar que
estas palabras son para ti…
para esa
preciosa mujer que duerme.
Me gustas
muchísimo, y la verdad es que hace bastante
tiempo que
me sucede esto contigo, pero estás lejos
y algo así
no funcionaría, porque ambos tenemos nuestra vida
en el lugar
que habitamos (familia, amigos, trabajo…),
me encantaría
cuidar de ti el resto de mis días, pero es un imposible…
Por eso,
algunas veces he intentado marcar distancias entre nosotros,
y ser algo
más frío, creo que deberías saberlo tarde o temprano.
Ésta es la
única razón por la que quiero que seas feliz, con aquella persona
que pueda
darte todos los imposibles que nos separan. Mereces esa felicidad,
esa
estabilidad en tu vida que logre reconfortarte. Me importas, siempre
me has
importado y me preocupa cuando te sientes mal.
Dicho esto,
puedo entender que no te apetezca volver a hablar conmigo,
puedo salir
de tu vida del mismo modo que llegué a ella, y si tomas esa
decisión la
intentaré aceptar y entender, pero sobre todo la respetaré.
Ahora no me
queda más que enviarte un saludo para mi preciosa bella durmiente.
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