LA NADA Y EL VACÍO
Admito que
hay días en los que me gustaría estar muerto
sólo por
estar contigo. Tal vez, deba comenzar a aprender
que el vacío
nunca está vacío, sino que siempre está rebosante
de la nada:
Quizás, sienta por ese vacío que dejaste en mí
tanto tu
ausencia, y a la vez me asfixie tanto el hecho de estar
sin ti entre
la nada.
Me encantaría,
ahora mismo, deshacerme de este cuerpo
que arrastro
por la vida, mientras mi propia sombra
intenta
mantenerlo en pie cuando por el caos se derrumba.
Lo siento,
hoy no me sale nada bonito, por mucho que intente
buscar en el
sentimiento que provoca estas lágrimas furtivas
que se
esconden del mundo tras un fondo blanco, y una tipografía
tan negra
como el duelo de mi alma.
Lo fácil
sería acabar con todo, aquí y ahora, pero nunca me gustó
el camino
fácil porque suele resultar aburrido, prefiero la adrenalina
de un camino
sinuoso y lúgubre sobre el que poder correr por intentar
mantenerme
vivo, y vivo seguiré, aunque en su mayoría de días
anhele estar
muerto.
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