VESTIGIOS IRREFUTABLES
Nuestro primer beso
fue un apasionado accidente
de saliva y calor,
cuya magnitud dejó siniestros en el alma
que, a día de hoy, me
convierten en un hombre roto,
y de los pedazos que
dejaste y me quedan,
conservo ruinas de
todo aquello que solía ser contigo,
como vestigios
irrefutables de que todavía te extraño.
Autor: José Sánchez Llamas.
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