LA REALIDAD DE AQUEL ESPEJO
Como cada domingo
afeito mi barba
frente al reflejo espectrante
de un rostro desconocido
que, peculiarmente,
me resulta familiar,
mientras imita,
miméticamente, cada uno
de mis suaves
movimientos,
pero puedo observar
como las cuencas de sus ojos
vacíos y lúgubres
juegan a ser yo, por ese
preciso instante de
reflejo,
como si ese instante le
sirviera para recordar
un gesto cotidiano de
la vida rutinaria.
Intento no hablarle,
y sigo con mi labor recortando
el transcurso de los
días en mi rostro,
como si, yo, también
intentase ser
como lo era la semana
anterior y, así,
sucesivamente
intentase borrar de mi edad.
pero ese fantasma,
seguía, frente a mí,
deslizando sobre su
piel una cuchilla
que no sentía...
Creo que en ese preciso
instante
pudo leer mi mente
para saber lo que pensaba,
para conocer cada uno
de mis miedos,
pesadillas y ausencias.
Todavía, no tengo
claro si estaba contemplando
un fantasma, o era yo
el relejo de aquella
siniestra y tétrica
figura de silueta cortada
por la realidad de
aquel espejo.
Autor: José Sánchez Llamas.
Como cada domingo afeito mi barba
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que, peculiarmente, me resulta familiar