PROMETEO
El dolor es un amargo trabajo de campo
practico
donde comienzan a sentirse las huellas
de un anhelo,
y lanzas un grito directo al corazón
de nadie
como una saeta perdida en mitad del
cielo
buscando su objetivo, siempre errado.
Entonces, quedas sumido en ese proceso
involutivo
de amar como el primer día, sin más
remedio
que el abrazo desconocido de un
abismo,
familiarmente cotidiano, que mece el
calor de tus heridas
con tiempo para abstraer cada
pensamiento,
para retener el vuelo de la última
mariposa
que yace en tus entrañas...
Apartado del mundo buscas el consuelo
delirante de una fantasía para
continuar sintiendo
la vida corriendo por tus venas, para
seguir
luchando por sobrevivir a tanta
ausencia,
y silenciar el tácito eco de las
horas, y los días
que te devoran cada noche para
revivirte,
a la mañana siguiente, como si de un
Prometeo
se tratase...
Ése, fue el mayor de los pecados que
te entregó
mi conciencia más devota...
Te entregué mi fuego, y ahora duermo
sobre
las cenizas que desgarran mi mente con
cada
recuerdo tuyo.
Autor: José Sánchez Llamas.
Te entregué mi fuego, y ahora duermo sobre
ResponderEliminarlas cenizas que desgarran mi mente con cada
recuerdo tuyo.