LLUVIA DE OTOÑO
Esto no es una
retirada, es un ataque encubierto
directo a ti, y
supongo que ahora intentarás
lanzar tus
contramedidas y abandonar esta lectura,
pero ambos sabemos
que ya es tarde,
porque he llegado a
sorprenderte
en esta emboscada
donde nos encontramos,
de lleno, con aquello
que llegamos a sentir y vivir,
estamos ante aquello
de lo que pretendes huir y no puedes...
ten el valor de
terminar esta carta, de afrontar tus miedos
y dudas, de escuchar
la voz de lo que callas,
porque sabemos que es
imposible escapar
de nosotros mismos,
de nuestra voluntad.
Lo sé, porque
escuchado mil veces la voz de mis lágrimas,
he aprendido que
cuando llegas al mundo y eres un bebé
sólo tienes una
máxima que cumplir que es la sobrevivir,
y mientras sucede ese
proceso hay que superar
miedos, recomponerse
del dolor y continuar luchando,
del mismo modo, como
lo estoy haciendo, yo, ahora por ti.
Ahora, si has llegado
a este punto de la lectura
estás demostrando que
eres valiente,
que no abandonaste,
ni te rendiste,
que quisiste escuchar
las palabras de este romántico
famélico de ti, soy
algo más que tácita bohemia melancólica
que busca el auxilio
para captar tu atención,
y seguir enganchada a
mí, en estas letras.
Supongo, que cuando
termines llegará el momento
más complicado, el
instante de la reflexión,
de pensar y pensar en
todo esto,
en aquello contra lo
que sientes y luchas,
pero ésta no será
otra batalla más...
He conseguido, que
pienses en mí, mientras me lees,
he prolongado esa
estancia pasajera en tu mente,
habitando,
inusualmente, un periodo más prolongado
de lo habitual y,
ahora mismo, estoy en ti,
y aquí estaré el
tiempo que desees,
ya sea en la duración
de esta lectura,
o convertirme en un pensamiento
cotidiano
mientras esperas la
siguiente...
Hasta tuve que poner
un título diferente,
para engañarte y que
me leyeras,
pero agradezco tu
valor,
al llegar hasta este
punto del texto,
veo que aguantaste el
monólogo de mi delirio,
y agradezco tu
tiempo.
Quizás, algún día
todo sea distinto,
y logres dar ese paso
que tanto espero.
Autor: José Sánchez Llamas.