REY TABÚ
Fue el delirio de una
noche lo que me llevó hasta ti,
siguiendo el eco de
aquel grito pronunciado y silencioso,
que viajaba con el
humo de tu último cigarrillo,
y mis manos vistieron
tu cuerpo de caricias
desnudando tu piel, y
recorriendo cada recodo
donde se oculta el
placer erógeno del deseo.
Até tus manos con mi
corbata para privar
a las yemas de tus
dedos de tacto,
y quise dominar el
juego tapando tus ojos
con un negro antifaz para
privarte de uno de tus sentidos
y acentuar otros...
Víctima de mi lujuriosa
obsesión comencé a recorrer tu cuerpo
con mi lengua para
que se conociesen mi gusto y tu tacto,
para entrelazarlos en
una mezcla subliminal de sentidos,
y pude sentir, así,
como se fugaban de tus labios
los primeros
suspiros...
Posteriormente,
comencé a lamer tu cuello,
y mis besos y
mordiscos se convirtieron
en los compañeros de
mi lengua,
para después sellar
tus suspiros con mis labios
fundiéndonos en un
dichoso beso pasional.
Quise continuar el
juego fustigando suavemente tu trasero,
dejando que fusta
dibujase con su caricia el perfil de tus labios,
el contorno de tus
pechos,
y luego se centrase
en el de tus pezones...
Quise dotar a la
fusta de mi tacto,
y comencé a recorrer
con ella tu cuerpo
en una caricia
inesperada que finalizaría en azote
según mi antojo...
Después me mostraba
compasivo
lamiendo y besando la
zona afectada,
y comenzabas a
gemir...
sacando tu naturaleza
más instintiva e intuitiva,
tratando de adivinar mi
siguiente movimiento con tus sentidos,
y volví a jugar al
despiste...
desorientando los
sentidos de los que no te había privado,
vertiendo sobre tu
cuerpo con un pincel de pluma
olorosa vainilla y
canela, dibujando cada caricia...
marcando el camino
que, posteriormente,
recorrería mi lengua
sin prisa y con deleite.
Y comencé a notar tu lubricado
y fluido aroma a mojada,
que se extendía por
toda la zona de tus caderas,
penetrando intensamente
en mi nariz
mientras te saboreaba
mi boca y te devoraban mis dientes,
a base de pequeños
mordisquitos.
Posteriormente, te
arrebaté tu tanga sin hacer uso de mis manos
agarrándolo con los
dientes y deslizándolo suavemente
por tus piernas en
una caída en picado contra tus tobillos,
lo quité, y quise que
sintieras tu olor tan propio como excitante,
uniéndote a mí en
esta bacanal orgía del olfato.
Después quise probar,
saborear y descubrir
los secretos que
guarda tu entrepierna,
en este éxtasis de
controlada locura descontrolada,
que envuelve nuestros
cuerpos convirtiéndonos
en marionetas de
nuestras ocultas fantasías.
Seguí jugando contigo
mientras, tú, jugabas a sentirme,
y desaté tus manos
que se precipitaron contra mí
hundiendo mi cabeza,
todavía más, entre tus piernas,
apretando tus muslos
contra ella para no dejarla escapar,
asfixiando mi aire y llenándolo
de ti,
para después, hacerte
todavía un poquito más mía
uniendo nuestros sexos en un rompecabezas
perfecto
de dos piezas que
intentan desencajarse, sin éxito,
hasta llegar al
orgasmo.
Así, dominé tu cuerpo
y el juego,
mientras, tú, te
convertías en mi esclava más sumisa.
Autor: José Sánchez Llamas.