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domingo, 27 de julio de 2014

DISTRAYENDO A MI SOLEDAD

DISTRAYENDO A MI SOLEDAD

Envejezco, y la soledad se convierte en la compañera
y consejera de mi tiempo creando horas de vacío
en las que únicamente obtengo respuesta de mi pensamiento.
Es entonces, cuando creo volverme loco
y salgo a la calle para ser un desconocido más
en el mundo de la gente conocida.
Paseo sin rumbo, sin destino, ni orientación de mis pasos
hacia lugares en los que pueda distraer
 a la voz de mi conciencia
que no cesa de repetirme que sienta, que nunca olvide...
y sin embargo, lo daría todo por olvidar su último beso,
la última mirada de sus verdes ojos.
Entonces, cuando creo que ya nada puede hacerme sentir peor,
cuando el cruel y caprichoso destino pone frente a mí
la imagen de dos adolescentes comiéndose a besos,
y siento envidia de aquellos labios,
de aquella época en la que me besabas y te besaba
sin importarnos el tiempo, ni la soledad del mundo,
porque nos teníamos el uno al otro.


Autor: José Sánchez Llamas.

1 comentario:

  1. Envejezco, y la soledad se convierte en la compañera
    y consejera de mi tiempo creando horas de vacío
    en las que únicamente obtengo respuesta de mi pensamiento.

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