MUÑEQUITA LOCA
Con el tiempo, poco a
poco,
dejaste de ser la
bella marioneta de mis juegos.
Fui creciendo y, sin
querer, me fui olvidando cada vez más de ti,
aunque cada noche
rondaras las esquinas de mi cama
buscando el recuerdo
de un pasado marchito
como el otoño de mi
juventud.
En el suspiro de la
noche tu piel de silicona y plástico fino
se estremece
recordando el tacto de mis manos,
y alejada de mí, me
buscas un sustituto que pueda
satisfacer su sed de
juegos prohibidos contigo.
Pobre muñequita
loca...
sedienta de cariño,
sedienta de caricias...
Ya no queda nada de
la inocente infancia
de nuestros momentos
juntos,
incluso el tiempo
pasa también para ti,
después de recorrerte
mil manos
dejas de ser la de
aquellos días
en los que relucías
con tu impecable sonrisa
guardada en la caja
esperando una libertad
que hoy detestas, que
hoy sigue teniendo
el mismo sabor a
soledad que cuando
esperabas en el
escaparate de las ilusiones fugaces,
por el que pasean las
esperanzas de encontrar a alguien
de un lado a otro de
la calle.
Autor: José Sánchez Llamas.
Pobre muñequita loca...
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