NUESTRO PRIMER BESO
Sus trémulas manos no
podían esconder los nervios,
su inocente respiración
entrecortada
era una prueba previa
al crimen
que cometerían
nuestros labios,
y dejamos de ser
niños por un instante
para besarnos como
adultos,
para descubrir la
pasión que nos inundaba
desatando toda su
fuerza en aquel beso
que liberaba nuestra
infancia.
Así, aprendimos a
besarnos,
a acariciar la piel
que amamos
con la ternura de
nuestro tacto...
Y aunque, hoy, no
seas más que el eco de un sueño
contenido en un
palpitar de estrellas
que nadie ve... para
mí, siempre los besos
tendrán el sabor de
tus labios,
el calor de nuestro
primer beso.
Autor: José Sánchez Llamas.
Sus trémulas manos no podían esconder los nervios,
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era una prueba previa al crimen
que cometerían nuestros labios