SIGO SIN PODERTE OLVIDAR
(Dedicado a la
persona que más extraño: mi abuela Ginesa Sánchez Lucas)
Hace ya unos años
quedé huérfano de abuela,
y aún hoy, sigo
extrañándote como el primer día,
aunque sienta que nos
observas
desde tu balcón
celestial más allá de las nubes.
Todavía hoy se me
hace duro intentar escribirte,
y cuando consigo
comenzar vuelven a mí
aquellas lágrimas de
antes que continúan
golpeando mi pecho sin
consuelo ni calma.
Algo me dice que
nunca te fuiste,
porque sigo siendo
aquel que se despierta a tiempo
cuando falla el
dichoso despertador,
y crece en mí la
sensación de que eres tú
la que me despierta
cada mañana como solías hacerlo antes.
¡Sigo sin poder
olvidarte abuela!
Una de mis mayores
preocupaciones en esta vida
es el hecho de
olvidar el sonido de tu voz,
e intento recordar
cómo era,
cómo era el cabello
que el tiempo se encargó
de bañar con su manto
de plata,
el bastón que todavía
conservo y escucho, a solas,
cuando me dice te
extraña igual que yo,
el luto que guardabas por el abuelo,
el luto que guardabas por el abuelo,
el color azul de ese
mar de agua clara
que guardaban tus
ojos,
el calor de tu abrazo
y de la emoción que sentías
cuando te abrazaba...
Sabes que el tiempo
nos debe una auténtica despedida,
que eres la persona
que más extraño y añoro,
que marcaste mi
infancia y adolescencia,
y me hiciste poner
los pies en la tierra
cuando andaba de nube
en nube.
Para mí, siempre
fuiste especial,
aunque no te lo
demostrara tantas veces como debiera,
y el tiempo da la
razón a este sentimiento de vacío
que dejaste en mí y
que me acompañará mientras viva,
ratificando la mayor
de las certezas...
¡Sigo sin poder
olvidarte abuela!
Y cada día voy
descubriendo rasgos tuyos en mi madre,
que me hacen
recordarte y llorarte a escondidas,
mientras finjo
hacerme el fuerte
y no hablar de esto
con nadie,
aunque te siga
encontrando en mis sueños
y despierte feliz por
verte de nuevo.
No sé ni cómo
terminar esta confesión
a corazón abierto y
lágrima tendida,
sin mencionarte en
cada uno de mis silencios,
en cada instante
aleatorio del día que miro
al cielo para
buscarte, y encontrarte en cada recuerdo tuyo
que alberga mi mente
tatuada a fuego...
Reconozco que
recordarte es algo lindo y doloroso,
pero es algo que
necesito para mantenerte viva en mí,
para llenar esta
carencia de abuela que el tiempo me dejó,
por eso, siempre te gritaran
mis entrañas
expresando su muda
queja de anhelo, porque...
¡Sigo sin poder
olvidarte abuela!
Autor: José Sánchez Llamas.
Dedicado a la persona que más extraño: mi abuela Ginesa Sánchez Lucas
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