LA MEDALLA DE TUS BESOS
Ya no queda nada de
aquel aguerrido soldado
que lucía en sus
labios la medalla de tus besos.
Esta boca siente
abstemia de besos,
y hasta el roce de mi
labios
extraña el contacto
de los tuyos.
Ahora comprendo que
una lágrima
es más bella si es
por amor,
que una caricia es
más sincera
si es espontánea,
que en mi instinto
estaba amarte
desde antes de que
naciera,
para convertir ese
amor en la causa de mi lucha,
para convertir mi
soledad en la trinchera
en la que aguardo una
señal para contraatacar
y obtener tu atención
de nuevo con una escaramuza,
y fingir que me
retiro... que abandono tu lucha...
pero cuando más
tranquila estés
caerás en una emboscada
de inevitables recuerdos del ayer,
y extrañaras mi voz, mis caricias y mis besos.
Será entonces, cuando
hondee tu bandera blanca
convirtiéndote en
presa del melancólico sabor de la nostalgia,
y querrás rendir tus
armas de nuevo ante mí,
pero ya habré caído
combatiendo cada trampa
que el tiempo ha ido
poniendo en mi camino.
Será tarde para ti y
para mí, convirtiéndonos
en dos guerreros
víctimas de alguna bala perdida
con tu nombre y el
mío grabados con el puñal
que hoy hiere
nuestros corazones.
Autot: José Sánchez Llamas.
Ya no queda nada de aquel aguerrido soldado
ResponderEliminarque lucía en sus labios la medalla de tus besos.
Esta boca siente abstemia de besos,
y hasta el roce de mi labios
extraña el contacto de los tuyos.