UNA SOCIEDAD TEMEROSA Y CONDENADA
Aquella mañana, pintó sus labios de color rojo furia
y salió a la calle a desafiar
a la vida que la retaba
a caminar sobre el
equilibrio desequilibrado
de una sociedad temerosa
y condenada
a no entender la
realidad tan irreal
que torturaba su
mente.
Sé que ella fue
valiente en un mundo cobarde
en el que la verdad
de sus lágrimas era un grito
de auxilio y no una
razón de rechazo y, a día de hoy,
jamás sentí tanto
amor como el que desprendía
su abrazo, ni un
calor arropa tantas veces mis sueños
como el saber que,
aunque ya no esté ella siempre
seguirá en mí.
Autor: José Sánchez Llamas.
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