ENSEÑANZAS DE UNA VIDA
Del silencio solo se
aprende a valorar la forma
de romperlo cuando
las palabras son las precisas.
De la magia de una
voz aprendí que el alma podía
acariciarse
simplemente sintiendo su calor.
El tacto de unas
manos me hizo valorar el contacto
de otra piel.
Del miedo descubrí
que es una etapa anterior al valor.
Una sonrisa me enseñó
que se puede olvidar un mal día.
De los sueños aprendí
a luchar, fuera de ellos,
para intentar
alcanzarlos.
Quizás, lo peor del
insomnio es el insidioso relato
de las horas con su
tedioso tic tac.
De la soledad aprendí
que no quiero ser aquello
que soy sin ti.
Autor: José Sánchez Llamas.
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