APRENDIENDO A AMAR
En un sentir preciso
de tiempo el amor
llamó a su puerta con
la caricia de un latido
diferente, alterando
ese compás melódico
y monótono en el
danzaban sus días.
Entonces, descubrió
que un amor herido
de cordura era un
amor herido de muerte,
porque para amar
había que estar tan loco
como para renunciar a
uno mismo
por la otra persona.
Autor: José Sánchez Llamas.
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