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viernes, 31 de enero de 2014

CUANDO YA NO QUEDA NADA

CUANDO YA NO QUEDA NADA

¿Qué queda cuando ya no queda nada?
¿Cuándo te diste cuenta que la última lágrima que derramaste
fue la que sació la sed de tu tristeza?
¿Cuándo despareció la compañía de tu cuerpo,
tus palabras y caricias que rozaban mi piel
con el sedoso tacto del viento?
No sé qué preguntarme cuando no tengo ninguna respuesta,
porque no sé cuál fue el momento exacto que detonó
en ti esa chispa que iluminó el camino de tu partida.
Ése fue el instante preciso en el que comencé a perderte,
el breve espacio de tiempo capaz de cambiar una vida,
las milésimas de segundos, segundos, minutos y horas
en las que descubriste que no era merecedor del amor
que tiempo atrás me entregabas sin pedirte nada a cambio.
Entonces sólo bastaba con amarte...
Ahora sé que no hay mejor tatuaje para mi cuerpo
que el que lleva grabado a fuego con tu nombre
la parte más profunda de mi corazón.
La parte que me niego a olvidar mientras me hago
preguntas sin respuesta, y como un loco
me voy hablando a mí mismo de ti
para no escuchar la voz del silencio
en este vacío que dejas en mi ser.
Fue bonito amarte mientras duró el amor,
era lindo despertarse a tu lado
y sentir tu respiración en mi piel mientras dormías.
Pero también he de reconocer, aunque me duela,
que fue algo bello tener el privilegio de amarte
mientras quisiste que te amara...
Ahora sé que cuando ya no queda nada
lo único que existe son las preguntas sin respuesta
y el eco del silencio.


Autor: José Sánchez Llamas.

1 comentario:

  1. ¿Qué queda cuando ya no queda nada?
    ¿Cuándo te diste cuenta que la última lágrima que derramaste
    fue la que sació la sed de tu tristeza?
    ¿Cuándo despareció la compañía de tu cuerpo,
    tus palabras y caricias que rozaban mi piel
    con el sedoso tacto del viento?

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