PROCESIÓN DE PENITENTE
En esta procesión de
penitente que es mi vida
se acaba de revelar
la cruz contra el moribundo
anclado los recuerdos
por los clavos del pasado.
Vi alejarse entre
sangre y espinas lo que tanto amé...
Tras prostituir, a
veces, la palabra para conseguir
un poco de cariño,
afecto y comprensión,
fui vendiendo mi alma
a la mejor postora,
traicioné a mis propias ideas con el fin de
evitar
esta soledad de hielo
y silencio,
este temor a no compartir
una vida con alguien,
este vacío de afecto
a la hora de amar.
Fue pasando la vida,
y todos mis amigos encontraron
a alguien con quien
compartir el peso de su cruz,
encontraron ese
motivo para unir sus vidas y dejar de volar
en solitario buscando nubes en las que poder
soñar.
Fue pasando la vida,
y me fui sintiendo más y más solo,
poco a poco, se fue
desvaneciendo esa ilusión de encontrar
a alguien que correspondiera
una complicidad, un cariño, un amor...
Anoche volví a
torturarme soñando contigo,
y aunque tu rostro
era diferente sé que eras tú.
Cada noche me rebelo contra
el insomnio por extrañarte,
porque ahora sé que
se fue el verano con la caricia
de nuestro adiós
entre tus manos.
Así terminó la penitencia
de este peregrino que buscó
un cuerpo que amar, y
terminó encontrando
una cruz donde yacer
solo... repudiado del amor.
Autor: José Sánchez Llamas.
En esta procesión de penitente que es mi vida
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anclado los recuerdos por los clavos del pasado.