LA HERIDA
Llevo la marca fresca
de tu herida en mi alma,
el zarpazo de tu
adiós clavando sus garras
de dolor en mi pecho.
Cuatro garras arropan
mi corazón cada noche
hiriendo mi realidad
para que no deje de sangrar
y siga latiendo, y en
silencio te lloro, siento, y olvido.
Te recuerdo a la
mañana siguiente y vuelvo a sentirte
intentando olvidar lo
que fuiste...
Guardo la carne de mi
dolor en el baúl
de las promesas
perdidas.
Guardo la sangre de
mi sudor
en la piel que te
llevaste para dejarme
marcado de por vida
con la cicatriz de tu herida.
Autor: José Sánchez Llamas.
Aún así, no tengo miedo a AMAR.
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