UN ÁNGEL FRÁGIL
Mientras el
mundo moría de esperanza, la literatura de su piel relataba renglones de
silencio como bandera de una guerra secreta por resistir a la desidia de los
días, el insomnio de las noches, la soledad de las horas y la locura de cada
segundo, hasta llegar a ese punto en el que notó el peso de la vida como una gran
carga pesada, tediosa y triste pues notaba como se iban regresando al cielo
todos esos ángeles que Dios había puesto en el inicio de su existencia para
acompañar y guiar los primeros pasos de ésta. Entonces, como respuesta furiosa
e inmediata comenzó a perder su fe por todo y la sustituyó por resignación,
pensó que el dolor de la realidad era superior a cualquier ficción escrita y
escondida entre palabras que adornan alguna emoción.
Un día de tantos
en una semana cualquiera de un aburrido mes en un año olvidado sintió que su
vida se había convertido en una espera de la muerte pues ya no quedaba nada por
lo que luchar, ni si quiera por demostrarse que podía resistir cualquier cosa y
se fue sin despedirse…
Dos semanas después,
alertados por los vecinos, la policía encontró su cadáver. Yacía en el suelo del
baño junto a una caja de pastillas, y la noticia nunca fue más allá de una página
oculta en una remota sección de un periódico local. Jamás, nadie se interesó en
conocer lo sucedido y las causas que provocaron el suicido.
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