DIARIO DE MELANCOLÍA
Muchas veces
me odio, por abandonarme al abandono, oscuro y frío, de renunciar al amor, de
dejarme llevar por la deriva de las horas y la cotidianidad de sus días llenos
de rutinarias semanas, meses aburridos y años que se van perdiendo abandonando
la esperanza de encontrar a alguien por quien entregarme a la dulce locura con
la que se avivan sueños felices. Hace años que renuncié de forma voluntaria a
dicha felicidad, sin más, comencé una relación abrazando a la tristeza y siendo
novio de una soledad de tantas que me entregó momentos para renegar de aquello
en lo que me estaba convirtiendo en algunas ocasiones, pero en otras me ayudó a
conocer aquello que realmente era, haciendo más visibles todos mis defectos y virtudes.
Admito, ser
preso de una voraz bohemia que lucha contra el mundo establecido y mi presente realidad,
sobre la que naufragan sueños abocados a encallar en arrecifes de fracaso, pero
sin terminar varados en una playa de frustración, pues solo me mantiene en pie
esa capacidad de resiliencia que da la vida, esas ganas de luchar por todo en
lo que creo y a lo que me entrego hasta sus ultimas consecuencias.
Quizás,
escribir sea esa liberación emocional de una parte que guardo y protejo de mí
mismo, de todos esos acantilados de locura transitoria en donde termino
extrañando a la persona que solía ser antes de dejar de reconocer al tipo del
espejo que me observa cada mañana. tal vez, escribir sea mi lado más egoísta,
porque no escribo para ti, que estas leyendo esto sino para acallar todas esas
voces que susurran ideas, palabras o, simplemente, enunciados de un verso para intentar
descifrar un desarrollo y un final del mismo.
No escondo
aquello que ahora mismo soy, no me avergüenza mostrarte esta parte de mí,
porque estoy convencido de que. tú, te habrás sentido así infinidad de veces y sabes
cuanto logro entenderte aunque no hayamos hablado jamás, pero ambos somos
hermanos de armas en esta guerra de la existencia y la vida nos ha golpeado
hasta tumbarnos a la lona muchas veces, pero seguimos, aquí, resistiendo asalto
tras asalto con la guardia alta y esperando la oportunidad de devolver cada golpe,
porque creo que ese es el sentido de la vida, vivimos para luchar a lo largo de
ella por infinidad de cosas (estudios, trabajo, amor, sueños, superar
adversidades, etc.) y en ese desafío de aguantar los caprichos del destino
vamos forjando nuestro carácter, aprendiendo de nuestros errores a base de
equivocarnos miles de veces… ésta es la vida que te ha tocado vivir y sólo tú
decides cómo hacerlo, posees esa capacidad de tomar decisiones para cambiar el
rumbo de cada situación evitable, porque sobre las inevitables nadie puede actuar.
Aunque ahora
solo sea una deriva más en la tempestad de esta marea sé que puedo combatir
contra su oleaje, mi piel puede resistir la lluvia, mi mente puede darme el
coraje, mi corazón ofrecerme la fe, mis ojos la capacidad de ver más allá de
todo lo malo que esté sucediendo, mi voz ayuda a desafiar al viento, mis
piernas me permiten avanzar, mis manos son el arma que utilizo para detallar el
relato de las musas, y este alma encontrada en un mundo perdido es la esperanza
que me ayuda a creer en mí.
Autor: José Sánchez Llamas.
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