TEMPUS FUGIT
En la
actualidad, la mayor parte del tiempo, vivimos una vida de la cual casi no somos
los protagonistas, pues la mayor parte del tiempo dejamos de ser nosotros
mismos para acatar las normas de un trabajo que nos permite pagar facturas y
nos ayude a sobrevivir en un mundo tan, a veces, falso que incluso tememos ser la persona que somos simplemente
por no hacer daño a otra persona o no perder una amistad con un comentario que
pueda herir a otra persona. Tampoco, somos casi dueños del escaso tiempo libre
que nos queda cuando regresamos casa
después de un duro día de trabajo porque llegamos tan casados que preferimos
descansar para recuperar energías para el siguiente de una misma rutina monótona.
De los siete
días de la semana la pregunta es ¿Qué tiempo de libertad dedicamos a nosotros
mismos? Hay gente que responderá… El domingo, pero, sinceramente, creéis que
después de todo ese sacrificio que realizas ¿Te mereces solo un día en el que
quizás tampoco lo disfrutes como mereces?
Quizás, en
algunos aspectos, nuestra sociedad y nuestras costumbres hayan involucionado
hacia el hecho de que nuestro comportamiento se más autómata y menos libre,
porque nos estamos volviendo en máquinas que actúan según la situación y el
contexto.
Si tu vida
terminase, de repente, en este preciso instante ¿Habría merecido realmente
haber vivido cada instante de ella o te arrepentirías de no haber aprovechado
mejor tu tiempo?
Existen en
literatura dos términos latinos ligados a la literatura barroca y serían los
siguientes: “Tempus Fugit” (el tiempo se escapa) y “Carpe Diem (saborea cada
instante como si fuese el último).
Tal vez,
vivimos en un mundo con prisa, sin casi tiempo para nosotros mismos, pero
pienso que debemos valorar y disfrutar cada instante que nos brinda el regalo
de la vida, aunque, a veces, duela y nos golpee hasta tumbarnos, o hasta perder
las ganas, pero siempre hay que levantarse y luchar. Debemos valorar más a la
persona que somos pues somos nuestro principal compañero en este viaje de la existencia.
Hay que decir lo que piensa siempre con respeto y dedicarnos más tiempo a
disfrutar de nosotros mismos.
Ahora, detente
un instante y piensa lo siguiente: ¿Qué queda en ti de niño o la niña que
solías ser?, ¿Dónde olvidaste parte de esa ilusión por divertirte de tu
infancia? y sobre todo ¿Cuándo fue la última vez que te divertiste como
entonces? y ¿Cuándo fue la última vez que dijiste algo que pensabas sin temor a
perder la amistad con alguien?
Todavía,
estamos a tiempo de rescatar lo que cuanto queda de nosotros y recuperar
aquello que fuimos, porque de lo contrario, y como planteaba Francisco de
Quevedo a lo largo de su obra poética, la muerte será lo único real en un mundo
de apariencias.
Autor: José Sánchez Llamas.
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