RENDICIÓN
Me rindo, cuando ya
no queda nada por escribir
más que el sujeto de
este cuerpo
unido al predicado de
tu piel,
en un aislado verso, sin
estrofa ni estribillo,
que resuene sobre los
arrabales de tu templo,
como un laberinto
erógeno
de coordenadas
desordenadas, donde despistar
cualquier cordura es
el más sabio posible
de todos los
imposibles, cuando ya
mi único deseo eres tú.
Autor: José Sánchez Llamas.
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