RELATO DE UN RETRATO
Aquellos hechos
todavía perturban
los escasos momentos
de calma que me brinda el día,
perfilando más mi calavera
y escondiendo mi rostro,
convirtiéndome en un
mortal espectro
que teme la oscuridad
de la noche y sus sombras,
un alma que se
esconde de los días
buscando el sueño que
la noche le roba
para velar su
insomnio,
para atormentar lo
poco que queda de mí.
Todavía, puedo ver
sus ojos clavados en mí
atravesando el valor
que me hizo cobarde...
Quise expiar toda
aquella ira que galopaba por mi piel
expulsando frío sudor
que acariciaba mi frente
y se derramaba por el
rostro cubriéndolo
de espanto...
Pero éste no es otro
relato del miedo
que contar en una
habitación del pánico.
Aquella mirada estaba
sentenciando mi existencia
condenándola a pagar
el precio de ser inocente,
de mirar a quien me
mira sin saber
que me convertiré en
su nueva víctima.
Aquel retrato de
bella sonrisa escondía
el peor de los
demonios conocidos.
Aquel retrato que
amenaza mis recuerdos
sólo quiso mostrarme
la verdad de una mentira,
la realidad de una
falsa apariencia
inapreciable para el
resto de la humanidad,
porque el retrato me
eligió a mí
y no al resto de
personas que lo contemplaron.
Aquel retrato me
eligió a mí para contar este relato,
me convirtió en el
heraldo de su horror.
Desde entonces, nadie
cree mis palabras,
nadie ve las
cicatrices que dejó en mi persona,
nadie ve lo que yo
veo cada vez que lo contemplo.
Autor: José Sánchez Llamas.