AÚN HOY
Aún hoy, nuestros
gemidos son el eco lejano
que nos dejó el deseo
en su última visita de cortesía.
Aún hoy, sigo
extrañando tus marcas
de carmín en mis
labios, de tu boca en mi cuello,
de tus uñas en mi
espalda...
Jamás he deseado a
ninguna mujer como a ti,
jamás he acariciado a
otra de la forma que te acariciaba,
ni mi entrepierna
volvió a danzar al son de tus caderas
la hipnotizante música
que desprendía tu piel
en cada gota de sudor
que pasaba de tu cuerpo al mío,
y de mi cuerpo al
tuyo.
Fuimos esclavos de
nuestras lenguas en cada beso,
presos de nuestros sentidos
en cada caricia,
adoradores del tacto
y sibaritas de gusto.
Fuimos dos obsesos
fascinados de aquel instante maníaco
en el que nuestros
cuerpos jugaron a ser adultos y libres
en una locura
transitoria de nuestras ocultas y privadas fantasías.
Aún hoy, sigo
avivando los últimos rescoldos de nuestro
antojo caprichoso
ansioso de sentir de nuevo
la suavidad de tus
manos, la dulzura de tu boca,
la calidez de tu
piel...
Aún hoy, sigo
aferrado al recuerdo de aquella noche
en la que paseamos
juntos
por los laberintos
erógenos de nuestro ser,
cómplices de cada
gesto complaciente,
sirvientes y señores de
nuestra pasión...
Fuimos profanando la
tumba de cada tabú
desterrando lo
correcto, y aventurándonos en lo incorrecto...
Jamás el sabor de
unos labios me hizo delirar tanto
como para seguir
buscándolos aún hoy.
Autor: José Sánchez Llamas.
Jamás el sabor de unos labios me hizo delirar tanto
ResponderEliminarcomo para seguir buscándolos aún hoy.