CUANDO YA NO QUEDA NADA
¿Qué queda cuando ya
no queda nada?
¿Cuándo te diste
cuenta que la última lágrima que derramaste
fue la que sació la
sed de tu tristeza?
¿Cuándo despareció la
compañía de tu cuerpo,
tus palabras y caricias
que rozaban mi piel
con el sedoso tacto
del viento?
No sé qué preguntarme
cuando no tengo ninguna respuesta,
porque no sé cuál fue
el momento exacto que detonó
en ti esa chispa que
iluminó el camino de tu partida.
Ése fue el instante
preciso en el que comencé a perderte,
el breve espacio de
tiempo capaz de cambiar una vida,
las milésimas de
segundos, segundos, minutos y horas
en las que
descubriste que no era merecedor del amor
que tiempo atrás me
entregabas sin pedirte nada a cambio.
Entonces sólo bastaba
con amarte...
Ahora sé que no hay
mejor tatuaje para mi cuerpo
que el que lleva
grabado a fuego con tu nombre
la parte más profunda
de mi corazón.
La parte que me niego
a olvidar mientras me hago
preguntas sin
respuesta, y como un loco
me voy hablando a mí
mismo de ti
para no escuchar la
voz del silencio
en este vacío que
dejas en mi ser.
Fue bonito amarte
mientras duró el amor,
era lindo despertarse
a tu lado
y sentir tu respiración en mi piel mientras dormías.
Pero también he de
reconocer, aunque me duela,
que fue algo bello
tener el privilegio de amarte
mientras quisiste que
te amara...
Ahora sé que cuando
ya no queda nada
lo único que existe
son las preguntas sin respuesta
y el eco del
silencio.
Autor: José Sánchez Llamas.