TE LIBERO DE LA PESADA CARGA DE LEERME
Te libero de la
pesada carga de leerme,
de encontrarte en el
siguiente verso
comenzando una
interminable estrofa
de triste ausencia
tristemente melancólica.
Te libero de continuar
leyendo
la siguiente palabra
y todas aquellas
que la sucederán como
un ejército de tinta,
pues mis palabras no
son más que soldados derrotados
de la ruina de
nuestro imperio.
Amarte me hizo tan
grande…
Te libero de soportar
lo metódico de mis manías,
las ganas de asaltar
a deshoras las rutas de tus sentidos,
aquellas donde, aún,
sigue el rastro de mis huellas
como un recuerdo que
el olvido se resiste a borrar.
Te libero de seguirme
en este viaje hacia mi propio infierno,
de encontrarte con el
tormento de todos mis fantasmas,
de escuchar
tenebrosamente las voces de su silencio,
el sonido inquieto de
su voluntad perturbadora…
Te libero, aquí y
ahora, de proseguir conmigo
en este frenético
ritmo autodestructivo
que implantan las
musas en esa afición,
afectivamente
peligrosa, que me hace hablar de ti
a todos mis sueños,
como una respuesta
sintomática a la
razón de cada latido.
Te libero, aquí y ahora, de proseguir conmigo
ResponderEliminaren este frenético ritmo autodestructivo
que implantan las musas en esa afición
afectivamente peligrosa que me hace hablar de ti
a todos mis sueños, como una respuesta
sintomática a la razón de cada latido.