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domingo, 26 de octubre de 2014

LO QUE PUDO HABER SIDO

LO QUE PUDO HABER SIDO

De repente llega, sin invitación y de improviso,
esa chispa capaz de encender
la mecha de nuestros corazones solitarios,
esa dosis de magia necesaria para enamorarnos,
para que ahonde en nosotros
algo tan invisible como ilegible,
que nos hace más torpes, más tímidos y reservados,
más alocados, menos débiles y más contemplativos,
porque cuando se ama se saborea cada instante bueno y malo,
se vive más intensamente, se es más consciente de que se está vivo,
y se intenta buscar un significado, hasta entonces no planteado,
sobre la razón de la vida misma...
llegamos a pensar que tal vez nacimos para amar a esa persona,
y la realidad es otra bien distinta cuando ese amor
alcanza su fecha de caducidad.
La persona enamorada sueña más, piensa más,
vive aferrado a una ilusión intangible
que lo hacen aferrarse a su fábrica de recuerdos imaginarios,
que no son más que espejismos en medio de un desierto.
Luego esa bomba estalla en un delirante éxtasis
de sensaciones encontradas,
derramando un torrente de pasión desenfrenada
que galopa por nuestras venas
y se convierte en la adrenalina que anima ese amor...
Pero después, con el tiempo...
se van apagando las últimas llamas solitarias
que van quedando a base de rutina,
se van extinguiendo aquellas ganas
que alimentaban aquel loco deseo,
dejando las cenizas de lo que fue
y pudo haber sido.


Autor: José Sánchez Llamas.

1 comentario:

  1. Pero después, con el tiempo...
    se van apagando las últimas llamas solitarias
    que van quedando a base de rutina,
    se van extinguiendo aquellas ganas
    que alimentaban aquel loco deseo,
    dejando las cenizas de lo que fue
    y pudo haber sido.

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