UNA PIEL HERIDA DE AMOR
Su rostro destilaba
una tristeza
que intentaba
consolar la melancolía
de su alma con el
recorrido,
tranquilo y sereno,
de cada lágrima
que brotaba de sus
ojos y descendía
acariciando una piel
herida de amor,
torturada por el
recuerdo y
condenada a lamentar,
siempre,
la misma despedida.
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