NÓMADAS EN UN PAPEL
Cometí el pecado de amarte
en unos versos
con tu mirada como
único testigo…
y tu boca probó a
reproducir mi voz en silencio,
mientras el cálido
valor de mis palabras
abrazaba tu piel con
la sensibilidad
de una caricia que se
siente en el alma.
Ambos, huimos de la
soledad,
como furtivos de un
imperio desolado
por la rutina, aunque,
quizás, seamos
nómadas que se encuentran, frente a frente,
en este instante, desde la distancia de un papel.
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