QUÉDATE CONMIGO
A menudo, solo pido que
te quedes conmigo,
con un grito mudo que
desgarra las horas
de un tiempo perdido
y desde una garganta sin voz
reclama a la soledad
de mis noches por todos
los reproches de un
hombre abatido que asaltan
el paraíso de algunos
recuerdos de una vida mortal
en la que me sentía
inmortal contigo.
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