UNA MEMORIA ACOSTUMBRADA A IMAGINARTE
Pasaron las horas
como la agonía
de un moribundo letargo,
dónde el relato
de los días
transcurría con la tristeza fría
de una soledad
resignada, como la línea
en la mano de un
destino equivocado.
Tal vez, fui heredero
de una nostalgia desmedida,
que desbordaba el
intacto calor de una memoria
acostumbrada a
imaginarte, pero decidí ser fuerte
y no morir en
silencio abatido por los recuerdos,
quise combatir la más
rebelde de todas tus causas
con la resiliencia
que sostenía mis pies aferrados al suelo
y, entonces,
comprendí que tú habías sido mi locura
más irreverente y que
yo estaba condenado
a morir de ti.
Autor: José Sánchez Llamas.
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