MI TERRIBLE PARAÍSO NOCTURNO
Ella descubrió la
forma de comunicarse
con las estrellas de
mi noche,
mientras yo aprendía que
no hay Dios
en sus manos sin el
cielo de su piel,
ni infierno en esta
carne
sin las travesuras de
sus labios,
porque ella es mi terrible
paraíso nocturno,
la mujer fatal sobre
la que me gustaría
dibujar en su piel el
renglón más prohibido
de todos mis versos.
Autor: José Sánchez Llamas.
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