EN LA PUERTA DE SUS OJOS
Tal vez, fuimos dos
personas vagando en un mundo
a la deriva, con
todas sus brújulas rotas,
y quizás, mi mirada
se quedó en la puerta de sus ojos,
con el tímido miedo
que ofrece la vergüenza
a pasar para visitar
la profundidad de su alma
con la serena
frustración rutinaria de unos
sentimientos
extrañamente conocidos.
Hoy, unos latidos
siguen golpeando la puerta
de aquel recuerdo,
llamándote desde la calle
donde se encuentra
esta catedral de soledad.
Autor: José Sánchez Llamas.
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