ISLA LIBÉLULA
Todo es diferente en
isla libélula…
Allí, la noche vomita
estrellas
en la oscuridad de
cada madrugada decadente,
en la que las olas
naufragan sobre su arena
quedando varadas,
para enfrentarse desnudas
a su continua resaca,
como una cíclica tortura del mar
en venganza por
querer abandonar su inundada prisión
buscando cómo sería
el tacto de su kamikaze contacto
con la frontera que
divide al mar y la playa.
Allí, toman vida las
quimeras surcan los sueños,
y se baten en duelo
con la tempestad
que se esconde
acechando tras cada tiniebla,
increpando con su
rugido al galopante viento
que recorre las hojas
con la única intención
de manifestar el
poder se fuerza oculta.
Pero no todo es
oscuro en isla libélula…
Aquí, sobrevivo
a los días y la furia del tiempo,
desterrado de la
ventana de mi última Julieta,
intentando aplacar
los mordiscos de cada latido
cuando devoran mi
pecho nombrándote,
viajando, libremente,
por mi sangre,
alojándote en mi voz
cada vez que te extraño,
habitando en mis
manos cuando te escribo
desde un cuerpo deshabitado.
Aquí, todavía
conservo esquirlas de mi último suspiro,
esa fragilidad quebrantada
de la piel
al precipitarse por
este abismo de locura,
entre manchas de
tinta en las manos,
una voz rota de tanto
llamarte,
y un pecho que, sin
ti, está hueco.
Todo es diferente en
isla libélula…
desde que no estás tú.
Autor: José Sánchez Llamas.