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sábado, 27 de agosto de 2016

LAS MENTIRAS DEL SILENCIO

LAS MENTIRAS DEL SILENCIO

Ahora comprendo que siempre estuve
acompañado por mi soledad,
por las mentiras del silencio
y el eco del tiempo
que mantenían presa
a mi voluntad de ser yo mismo,
y no otro, aquel que luchara por salvarse
de un cotidiano vacío frecuentemente frecuentado.
Esa soledad me volvió triste y bohemio,
pero nunca me dotó de ese aspecto descuidadamente romántico
que me hiciera parecer sensiblemente irresistible
a ojos de alguien.
Por aquel entonces, era bastante tímido e introvertido,
me faltaba coraje para todo aquello que se necesita valor:
para la primera mirada, la primera palabra, el primer beso.
Luego todo cambió, pero seguía estando solo.
Aunque me volví más extrovertido y perdí mi absurda timidez,
dejé que las mujeres se marcharan de mi vida del mismo modo
que iban llegando, sin previo aviso, y dejó de importarme
el preguntarme el por qué...
Me malacostumbré a los besos desconocidos,
a los nombres olvidados, a ser un ave de paso
en sus vidas.
El problema llegó cuando empecé a sentir
algo más por ellas y ellas algo menos por mí.
Entonces, comenzaron a escasear sus encantos y los míos.
Me convertí en un fracasado Don Juan
que mendigaba cariño como limosna
por el afecto entregado.
A partir de ahí, vino toda esta decadencia,
esta insolente paz que enloquece mis canciones de guerra,
este relámpago que busca ser trueno,
esta dejada imagen descuidada que perdió
su gusto por el estilo,
esta tétrica figura de oxidada armadura
y continúa soñando con el ayer.


Autor: José Sánchez Llamas.

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