TE ENTREGUÉ LO MEJOR DE MÍ CUANDO TÚ ME
DABAS LO PEOR DE TI
Mi cuerpo implora por
una nueva caricia
de unas manos
desconocidas,
mi piel yace dormida
en un sumido letargo
anhelando sentir un
tacto diferente del mío,
y en este onanismo
tan hastío de mi ser
sediento de nuevos
contrastes, sensaciones y deseos
me voy sintiendo cada
vez más vacío
en una triste soledad
que me golpea
con su melancólica
bohemia desconsolada
en cada inhalación de
un aire,
tan insensible como
asfixiante,
que recorre la
completa desidia de mis entrañas
para exhalar mi más
impura pureza en una dosis rutinaria
de existencia abandonada al abandono
de existencia abandonada al abandono
de una vida propia
alquilada
por un cuerpo
deshabitado de compañía
y frecuentado por la
nostalgia...
un cuerpo mudo,
marioneta de una mente aburrida,
que me grita en el
silencio de su tortura:
"Te entregué lo
mejor de mí
cuando tú me dabas lo
peor de ti".
Autor: José Sánchez Llamas.