ZARPAZOS DE DESEO
Ya no desgarran tus
uñas la piel de mi espalda.
Te alejas dejándome
huérfano de esos
zarpazos de deseo y
caricias de ángel.
Te esfumas dejándome
envenenado de locura y pasión...
Y la lágrima
desciende por mi rostro hasta el silencio de tu ausencia,
allí se recuesta y
duerme acunada por tu aroma,
y con perfume de
miedo llega a tu pañuelo...
aún lo conservo como
trofeo de nuestra segunda cita.
Hoy los espejos del
alma sólo muestran mi propia imagen
y no la de quién fui
a tu lado,
y las quemaduras del
sol en mi piel en verano
son ardientes
caricias abrasivas con el invisible tacto
de tu despedida.
Autor: José Sánchez Llamas
El mundo de los deseos es infinito, y la materialización de los mismos, a veces, es una mera utopía.
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