RED
Con el sabor de tu
voz entre mis labios
probé la dulce e
inmortal locura de extrañarte
en medio del
despertar de la sangre que fluye
por una herida tristemente
cotidiana
y sedienta de dolor.
Guardé toda la fuerza
que cabía en mis manos
hasta llenar los
puños de una rabia contenida
para desatar toda esa
impotencia con preguntas
a mi silencio y
obtener respuestas inconcluyentes,
pues el amor es esa herida
causada por el impacto
de una ilusión, que
nunca cicatriza,
aunque cada vez
sangre con un nombre diferente,
pero siempre termina
doliendo como el primer día.
Autor: José Sánchez Llamas.