DESOLADA TRINCHERA
Intento huir de todas
esas veces
en las quiero
salvarte de la lluvia,
protegerte en el
regazo de mis brazos
mientras el mundo
golpea tu vida,
y acariciar con mis
labios
el sesgado horizonte que
marca tu boca.
Juro que, en este
conato de incendio
trato de apagar tus
llamas con tinta y desvelo,
desde una desolada trinchera
que resiste
a la memoria de tu
piel y tu olvido de nombre.
Autor: José Sánchez Llamas.
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