POBRE SACO DE HUESOS
Ahora, sé que mis
lágrimas son
la expiación del
pecado de mi tristeza,
la estruendosa voz de
aquello que tanto callé
hasta que terminó
derrotándome,
derrocando los
paraísos efímeros de mi alegría.
Mis lágrimas son
también el reflejo de mi culpabilidad,
como insolente caída
descarada de los muros que levanté
para ocultar mi lado
más frágil,
aquellos en los que
me protegía del mundo,
encerrado en una
triste jaula de marfil cubierta de piel
donde albergar este
saco pobre de huesos
sobre el que se
sostiene esta calavera
que encierra un
cerebro que no cesa de extrañarte.
Autor: José Sánchez Llamas.
Ahora, sé que mis lágrimas son
ResponderEliminarla expiación del pecado de mi tristeza