AÚN CUANDO NO ESTÁS
Todo se contaminó de
un amor contagioso
la primera vez que la
vi,
reflejada en aquella
imagen impresa
que plasmaba un
perfil públicamente privado,
y sin detenerme un
instante a reflexionar
lo pretencioso de mi
acto más suicida,
decidí contactar y
presentarme,
intenté parecer lo
más cuerdo
que mis latidos
permitían en ese instante,
críticamente embarazoso,
por miedo
a que sintiese un
rechazo que intuía mi carácter
sorpresivamente
extraño.
Fueron pasando días,
sin darme cuenta,
de que había
contestado, mientras mi vida
seguía con su rutina
cotidianamente tediosa,
hasta que lo vi, y
tras tomarme un tiempo
para comprobar que no
estaba soñando,
mi voz volvió a
teñirse de letras sobre una pantalla,
y volvió a obtener
respuesta, pero esta vez
pudimos comenzar una
conversación,
empezar a
descubrirnos para dejar atrás
cualquier
convencionalismo, que dictaba las pautas
a seguir de aquello
que sucedía en mí
desde que sus ojos
hipnotizaron la tinta
del primer verso que
le había escrito.
Ahora soy un esclavo
de musa perenne,
alguien que, todavía,
te escribe
aún cuando no estás.
Autor: José Sánchez Llamas.