LA PRIMERA VEZ QUE NOS VIMOS DESNUDOS
La primera vez que
nos vimos desnudos
ella andaba nerviosa
mientras, yo, sólo
podía contemplarla y
contagiarme de sus nervios.
La primera vez que
nos vimos desnudos
mi desnudez se
entregó a la suya como si
ella fuese la deidad
de un mágico sueño.
Quedé maravillado
ante tal entrega sincera,
y mis oídos no podían
dejar escapar el eco de su voz
palpitando,
sintiendo, acariciando su sentimiento...
La primera vez... es
de esas situaciones
que uno siempre
recuerda de forma especial,
y yo lo hago con un
cariño infinito porque, también,
era su primera vez...
Ella podía sentirme
en una habitación completa
de sensaciones
extrañas, acariciarme desde
la distancia de
nuestras miradas y hacerme olvidar todo
con una cómplice sonrisa.
La primera vez que
nos vimos desnudos
me supo a verdad,
eternidad y libertad,
porque no quería que
ese momento acabase,
porque intentaba
memorizar cada gesto de su rostro
descubriendo todo lo que estábamos
haciendo vestidos,
sincerándonos, frente
a frente,
en mitad de un café
repleto de gente.
Autor: José Sánchez Llamas.
La primera vez que nos vimos desnudos
ResponderEliminarmi desnudez se entregó a la suya como si
ella fuese la deidad de un mágico sueño.