UNA OFRENDA DE LÁGRIMAS
Mi cuerpo
extraña el sentir de tus latidos.
Aquellos que
tantas veces me tranquilizaron
cuando tenía
la cabeza aferrada tu pecho,
y me
abrazabas entregándome todo tu amor.
Por aquel
entonces, ya sentía como se detenía
el tiempo
entre tus brazos. Un tiempo que ahora
anhelo sin
el refugio de tu piel para consolar
mi tristeza.
Ahora, sólo puedo ofrecerte
una ofrenda
de lágrimas cada vez que te recuerdo,
y me es
inevitable echarte tanto de menos
en una casa
grande y tan vacía sin ti,
sin el eco
de tu voz y la melodía de tu risa.
Ahora, ya no
estás para decirme cuando me equivoco,
para
cuidarme más de lo que necesitaba,
para
quererme más de lo que merecía.
Supongo que
son unos rasgos típicos
en todas las
madres, pero sólo tú,
conseguiste
hacer de mi vida algo especial,
por lo que
mereciese la pena luchar cada día.
La vida no
es fácil, y sin ti menos.
Admito haber
perdido la sonrisa,
las ganas de
escribir, de celebrar eventos,
de abrirme a
la gente…
pero debo
continuar adelante por ti,
para para
demostrarte que puedo ser la persona
que sólo tus
ojos veían...
Aunque en
días como hoy
extrañe
tanto abrazarte.
No hay comentarios:
Publicar un comentario