LAS CICATRICES DE UN PAYASO
El payaso
esconde sus cicatrices bajo el maquillaje,
algunas,
incluso, sin él, son inapreciables a la vista,
pero están
ahí, tatuadas en su alma, aunque luzca
para ti, la
mejor de sus sonrisas e intente provocar la tuya,
sin que
importe la carga de su dolor, y lo de todo
en su
espectáculo por y para ti.
Tal vez, un
autor, al igual que el payaso,
esconda sus
cicatrices entre el maquillaje
que adornan
sus palabras, con las que intenta evadirte,
abstraerte
de la rutina de tus días cargados de cotidianidad.
Lo malo de
un autor, es la propia intuición o interpretación
de lector…
quizás ese pueda ser un detonante delicado,
ya que el
autor es responsable de lo que escribe y firma,
pero no lo
es de lo que, tú, interpretas.
Puedo
hacerte feliz, puedo hacerte llorar,
jugar con la
delicada sensibilidad de tu instinto
acariciando
aquella parte de ti que tanto proteges
ante el
mundo y crees que descubro.
Quizás, sólo
sea un farsante más que interpreta
su función
escrita dedicada a distraer tu atención
para ocultar
mis verdaderas cicatrices.
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